Yo el Supremo: literatura y caudillismo en América Latina

El caudillo. AI art, fotorealismo

"No hay poder que no deje cicatriz" — Augusto Roa Bastos

Introducción

El 31 de julio de 2025, la Asamblea Legislativa de El Salvador aprobó una reforma que permite al presidente Nayib Bukele postularse indefinidamente para la reelección. La decisión, respaldada por una mayoría parlamentaria oficialista, ha suscitado críticas a nivel nacional e internacional por su impacto sobre la división de poderes y el debilitamiento institucional. Este episodio reciente revive una figura con profundas raíces en la historia política del continente: el caudillo.

Lejos de ser una excepción, la concentración del poder en manos de líderes carismáticos, paternalistas y autoritarios es parte de una tradición que atraviesa América Latina desde el siglo XIX. La literatura ha sido un espejo implacable de esta realidad, revelando los mecanismos del poder absoluto, la lógica del miedo y la degradación moral que produce el mando perpetuo. Este artículo analiza cuatro obras clave que han retratado la figura del dictador latinoamericano: El Señor Presidente (1946) de Miguel Ángel Asturias, Yo el Supremo (1974) de Augusto Roa Bastos, El otoño del patriarca (1975) de Gabriel García Márquez y La fiesta del chivo (2000) de Mario Vargas Llosa.

El caudillo como pesadilla: Asturias y el poder sin rostro

En El Señor Presidente, Miguel Ángel Asturias inaugura la tradición de la "novela del dictador" con un retrato atmosférico y opresivo de un régimen autoritario que todo lo invade. Ambientada en un país sin nombre, pero claramente inspirado en la Guatemala de Manuel Estrada Cabrera, la novela construye una alegoría de la violencia institucional. El dictador, apenas visible, ejerce su voluntad a través de una red de funcionarios serviles, delaciones y tortura psicológica. "El Señor Presidente no duerme, vigila hasta en los sueños ajenos", sugiere una de las voces que recorren la obra.

Asturias combina el realismo social con el simbolismo poético y elementos surrealistas para representar un sistema que ha deformado el lenguaje y la percepción de la realidad. El miedo se vuelve estructura narrativa. Las frases se quiebran, los diálogos se solapan, como si la misma sintaxis estuviera bajo sospecha. La dictadura no solo oprime cuerpos, sino también la posibilidad misma de pensar.

La escritura como campo de batalla: Roa Bastos y el delirio del Supremo

Yo el Supremo es, probablemente, la obra más radical en su reflexión sobre el lenguaje y el poder. Inspirada en la figura de José Gaspar Rodríguez de Francia, dictador de Paraguay entre 1814 y 1840, la novela de Roa Bastos construye un dispositivo textual complejo que mezcla monólogo interior, notas al pie, documentos apócrifos y glosas sin jerarquía clara. El propio Supremo afirma: "El Verbo se hizo carne, pero la carne se hizo tinta. Y la tinta, papel sellado del poder".

En esta arquitectura verbal, el dictador se vuelve autor de su propia historia, pero también su prisionero. La escritura, que pretende fijar el relato del poder, se desborda y lo desautoriza. Cada frase encierra una fisura, una ironía involuntaria, un exceso que delata el delirio de control. Roa Bastos subvierte la figura del caudillo al mostrarlo como un sujeto paranoico que se defiende de su propia voz.

La eternidad del tirano: García Márquez y el barroco del poder

En El otoño del patriarca, Gabriel García Márquez lleva la representación del dictador a una dimensión mítica y casi teológica. El Patriarca, cuyo nombre nunca se revela, es una amalgama de varios tiranos latinoamericanos: Trujillo, Gómez, Somoza. Vive en un palacio en ruinas, rodeado de vacas que pastan en los salones y de una corte de aduladores que prolongan su longevidad como un hechizo. El relato transcurre en un tiempo suspendido, circular, sin puntuación clara: "El tiempo no pasaba para el Patriarca, porque él era el tiempo mismo".

García Márquez convierte el lenguaje en un remolino barroco que refleja la confusión entre lo real y lo fantástico, entre el gobernante y la divinidad. La figura del caudillo aparece como una maldición ancestral, un ciclo que se repite con diferentes rostros pero la misma lógica de impunidad y desmesura.

La memoria como resistencia: Vargas Llosa y el trauma del chivo

A diferencia de las anteriores, La fiesta del chivo opta por una estructura más clásica y una cronología ordenada. Mario Vargas Llosa narra en paralelo la última noche de Rafael Trujillo, dictador de República Dominicana, y el regreso de Urania Cabral, una mujer marcada por la violencia del régimen. El tirano, apodado el Chivo, aparece como un hombre obsesionado con el control absoluto, incluso sobre los cuerpos femeninos. "Él no era el gobierno. Era el país entero", escribe Vargas Llosa.

La novela revela el lado más perverso del caudillismo: la mezcla de represión política con abuso sexual, la destrucción de la intimidad, la imposibilidad del perdón. A través de Urania, el autor introduce una dimensión feminista y testimonial que muestra cómo el trauma personal y el histórico se entrelazan.

El retorno del mito

La aprobación de la reelección indefinida en El Salvador no es solo un dato político, sino también un síntoma cultural. Revela la persistencia de una imaginación política marcada por la figura del salvador providencial, el padre autoritario, el caudillo redentor. Como lo sugiere Roa Bastos: "Los pueblos que olvidan están condenados a repetir la voz del amo".

Frente a ello, la literatura sigue siendo un espacio crítico, capaz de desarmar las ficciones del poder, denunciar sus mecanismos y registrar las huellas que deja en la memoria colectiva. Las novelas de Asturias, Roa Bastos, García Márquez y Vargas Llosa no solo son testimonios del pasado, sino advertencias vigentes.

Notas

1.      La reforma constitucional en El Salvador fue aprobada el 31 de julio de 2025 por 57 votos a favor y 3 en contra en la Asamblea Legislativa, habilitando la reelección presidencial indefinida. El partido oficialista Nuevas Ideas, junto con sus aliados del PCN y el PDC, impulsó la medida sin debate público previo. Ver: El País, 1 de agosto de 2025; Reuters, 31 de julio de 2025; AP News, 1 de agosto de 2025.

2.      Miguel Ángel Asturias, El Señor Presidente, Fondo de Cultura Económica, 1946.

3.      Augusto Roa Bastos, Yo el Supremo, Siglo XXI Editores, 1974.

4.      Gabriel García Márquez, El otoño del patriarca, Editorial Sudamericana, 1975.

5.      Mario Vargas Llosa, La fiesta del chivo, Alfaguara, 2000.

Bibliografía

  • Asturias, Miguel Ángel. El Señor Presidente. México: FCE, 1946.
  • García Márquez, Gabriel. El otoño del patriarca. Buenos Aires: Sudamericana, 1975.
  • Roa Bastos, Augusto. Yo el Supremo. Madrid: Siglo XXI, 1974.
  • Vargas Llosa, Mario. La fiesta del chivo. Madrid: Alfaguara, 2000.
  • "El Salvador aprueba la reelección indefinida de Bukele." El País, 2 de agosto de 2025.

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