De la voz al suplemento: Derrida, Nietzsche y la crítica del logocentrismo

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Introducción

Desde Platón hasta Rousseau, pasando por Hegel y Husserl, la tradición filosófica occidental ha establecido una jerarquía que privilegia la voz sobre la escritura. Este privilegio no es meramente técnico o accidental, sino estructural: responde a una metafísica de la presencia que asocia el habla con el origen, la verdad y el ser. En De la gramatología, Jacques Derrida denomina esta estructura “fonocentrismo” y la somete a una crítica radical. Sin embargo, como se mostrará en este artículo, ya Friedrich Nietzsche había comenzado una subversión de estos valores, no desde una teoría del signo, sino desde una genealogía del pensamiento y la cultura. A través de su análisis del arte trágico, del surgimiento del racionalismo y de la figura de Sócrates, Nietzsche anticipa intuiciones fundamentales de la deconstrucción derridiana. El objetivo es, entonces, trazar un recorrido que conecte a ambos pensadores en su crítica a la violencia estructural de la razón logocéntrica.

Derrida y el fonocentrismo como estructura metafísica

Derrida observa que el sistema filosófico occidental ha construido su noción de verdad sobre la figura del logos, es decir, sobre una palabra plena, portadora de sentido y presente en el acto de enunciación. La voz, en tanto se oye a sí misma al hablar, produce una ilusión de inmediatez y auto-presencia. De allí que la escritura, como mediación externa y diferida, haya sido históricamente desvalorizada. El gesto central de De la gramatología consiste en poner en cuestión esta oposición jerárquica:

“El sistema del ‘escucharse hablar’ a través de la sustancia fónica... es la condición de posibilidad del concepto de verdad” (Derrida, 1976, p. 7).¹

Pero la escritura, afirma Derrida, no es un simple instrumento posterior, sino una operación estructural que revela que toda presencia está ya marcada por la ausencia. El privilegio de la voz es, entonces, una construcción metafísica que oculta su dependencia de un “suplemento”.

Rousseau como caso ejemplar del logocentrismo

Derrida elige a Rousseau como un caso paradigmático de la contradicción logocéntrica. En el Ensayo sobre el origen de las lenguas, Rousseau intenta explicar el surgimiento del lenguaje desde una sensibilidad primitiva. Pero en el momento en que se enfrenta al problema de la escritura, cae en una paradoja: necesita de la grafía para explicar la degeneración del lenguaje, aunque insiste en considerarla un accidente exterior. Derrida muestra que lo que Rousseau llama “suplemento” no es un añadido, sino una condición:

“El suplemento es exterior, está fuera de la positividad a la que se le añade, ajeno a aquello que, en sí mismo, se considera suficiente...” (Derrida, 1976, p. 144).²

La escritura aparece como peligrosa porque evidencia que el habla misma no es autosuficiente. Esta oscilación revela el núcleo de lo que Derrida llama “logocentrismo”: una lógica que necesita del suplemento al tiempo que lo excluye.

Nietzsche como anunciador de la deconstrucción

Aunque Nietzsche no habla de signos ni de escritura en los términos técnicos de Derrida, su crítica a la metafísica de la razón prefigura una deconstrucción genealógica del logocentrismo. En El nacimiento de la tragedia, Nietzsche plantea que el surgimiento del racionalismo socrático significó una inversión de los valores vitales: lo instintivo, oscuro y artístico fue desplazado por lo claro, discursivo y moral. En este sentido, Sócrates representa el punto de quiebre en el equilibrio entre lo apolíneo y lo dionisíaco:

“Sócrates es el adversario de Dionisio” (Nietzsche, 1999, §14).³

Al igual que la voz en Derrida, la razón socrática se presenta como pura, transparente, suficiente. Pero Nietzsche demuestra que esta claridad encubre una forma de decadencia: la racionalidad triunfa cuando la vida ha perdido fuerza.

Sócrates, el daimon y el instinto reprimido

Sin embargo, Nietzsche también identifica una fisura en esta figura del filósofo racional. En sus escritos preparatorios, como Sócrates y la tragedia, señala que Sócrates no actúa siempre desde la razón. Cuando el argumento ya no le basta, recurre a una instancia no discursiva: su daimonion. Este Dios interior lo guía sin justificación, invirtiendo la jerarquía entre saber e impulso:

“Sócrates descubrió en sí una potencia superior a la razón: su daimonion. En momentos críticos, le obedecía ciegamente” (Nietzsche, 1980, KSA 1).⁴

Esta figura se asemeja al “suplemento” derridiano: algo exterior y relegado, que sin embargo es lo que permite el funcionamiento del sistema. Sócrates necesita de su instinto para decidir, igual que Rousseau necesita de la escritura para narrar el origen de la lengua. El orden aparente se sostiene gracias a lo que excluye.

Conclusión: Nietzsche como genealogista del logocentrismo

Ambos pensadores denuncian una estructura jerárquica que niega su propia dependencia. Derrida desmantela la oposición entre voz y escritura, mostrando que lo que se presenta como originario está ya contaminado por la diferencia. Nietzsche, desde otra tradición, desarticula la supremacía de la razón revelando sus raíces en el miedo, la decadencia y la pulsión reprimida. Si la escritura, en Derrida, subvierte el ideal de presencia, el arte trágico, en Nietzsche, subvierte la tiranía del juicio. Así, se puede leer a Nietzsche como un genealogista del logocentrismo avant la lettre, cuya crítica prepara el terreno para la deconstrucción. Ambos insisten en que lo excluido —el instinto, el cuerpo, el arte, el suplemento— no es un resto marginal, sino la condición misma del pensamiento occidental.

Notas

  1. Derrida, J. (1976). Of Grammatology (G. C. Spivak, Trans.). Johns Hopkins University Press, p. 7.
  2. Ibid., p. 144.
  3. Nietzsche, F. (1999). The Birth of Tragedy (R. Geuss & R. Speirs, Trans.). Cambridge University Press, §14.
  4. Nietzsche, F. (1980). Kritische Studienausgabe, Vol. 1 (G. Colli & M. Montinari, Eds.). Berlin: de Gruyter.

Bibliografía

  • Derrida, J. (1976). Of Grammatology (G. C. Spivak, Trans.). Johns Hopkins University Press.
  • Nietzsche, F. (1999). The Birth of Tragedy (R. Geuss & R. Speirs, Trans.). Cambridge University Press.
  • Nietzsche, F. (1980). Kritische Studienausgabe, Vol. 1 (G. Colli & M. Montinari, Eds.). Berlin: de Gruyter.
  • Rousseau, J.-J. (1998). Essay on the Origin of Languages (J. H. Moran & A. Gode, Trans.). University of Chicago Press.

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