Fracturas del conocimiento compartido: Nietzsche, Derrida y la teoría sociocognitiva del discurso
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El forjador del sentido. Oleo digital al estilo de Rembrandt. AI art |
Frases filosóficas como “Dios ha muerto” de Nietzsche o “no hay nada fuera del texto” de Derrida suelen provocar escándalo no porque sean enigmáticas, sino porque alteran estructuras de sentido que asumimos como evidentes. A menudo malinterpretadas, estas declaraciones impactan en lo que Teun A. van Dijk denomina conocimiento compartido o common ground, es decir, el conjunto de saberes y creencias que permiten la comunicación cotidiana. Este artículo propone una lectura transversal entre la teoría sociocognitiva del discurso y el pensamiento filosófico para mostrar cómo ciertas frases operan como intervenciones críticas dentro del tejido simbólico colectivo. Si bien la filosofía no se agota en el análisis del discurso, puede beneficiarse de este enfoque para exhibir su poder disruptivo.
Van Dijk y el saber común
La propuesta de Van Dijk articula tres niveles de análisis: el texto, la cognición y el contexto. En el plano cognitivo, introduce el concepto de modelos mentales, representaciones individuales de eventos que se estructuran a partir de la experiencia, el lenguaje y el entorno. A partir de allí, define el common ground como el conocimiento que los interlocutores presuponen como compartido, base indispensable para que un mensaje sea interpretado como pertinente y significativo.
“Shared knowledge or common ground is information that language users assume to be shared by themselves and their interlocutors.” (van Dijk, 2008, p. 41)
Este fondo común no es simplemente una colección de datos, sino una red dinámica que permite la comprensión implícita del discurso. Así, un enunciado no se comprende sólo por su contenido literal, sino por su adecuación a expectativas cognitivas colectivas.
Saussure: lengua y mente colectiva
Esta idea de una base compartida encuentra un eco notable en Ferdinand de Saussure, quien en su Curso de lingüística general define la langue como un sistema depositado en la memoria colectiva, comparable a un diccionario interior común.
“La lengua existe en la colectividad en la forma de una suma de acuñaciones depositadas en cada cerebro, más o menos como un diccionario cuyos ejemplares, idénticos, fueran repartidos entre los individuos.” (Saussure, 2005, p. 41)
Aunque el propósito de Saussure no era describir la cognición, su concepción de la lengua como institución mental distribuida coincide con la noción de Van Dijk de un conocimiento sedimentado que permite la inteligibilidad. El hablante accede a una matriz lingüística que no le pertenece individualmente, sino que funciona como estructura de socialización.
Nietzsche: la palabra como martillo
Nietzsche interviene sobre este terreno común, pero lo hace como quien dinamita una estructura con herramientas conceptuales. Su célebre frase —“¡Dios ha muerto! ¡Dios sigue muerto! ¡Y nosotros lo hemos matado!” (La gaya ciencia, §125)— no afirma literalmente la inexistencia de una deidad, sino que expone la ruina de los fundamentos metafísicos sobre los que se ha erigido la moral occidental.
El lector que no conoce su obra tiende a activar un modelo mental religioso, pues el término “Dios” convoca de inmediato asociaciones teológicas. Nietzsche se vale de ese reflejo cognitivo precisamente para subvertirlo. El escándalo reside en la brecha entre la interpretación espontánea, que pertenece al common ground, y el sentido filosófico, que exige ingresar en un sistema conceptual autónomo.
El pensamiento nietzscheano funciona, entonces, como una dislocación del saber común. Opera desde dentro de la lengua, pero contra sus anclajes tradicionales. El discurso se convierte en una estrategia de des-familiarización del lenguaje ordinario.
Derrida: el texto sin exterior
Jacques Derrida radicaliza esta operación al poner en cuestión la posibilidad misma de un “fuera de texto”. Su famosa declaración —“Il n’y a pas de hors-texte”— ha sido objeto de múltiples malentendidos, en parte porque se inserta en un contexto conceptual que requiere reconstrucción paciente.
“No hay nada fuera del texto.” (Derrida, 1997, p. 158)
Leída desde el saber compartido o common ground, esta frase sugiere un nihilismo o relativismo extremo. Sin embargo, Derrida no niega la realidad, sino que afirma que no hay acceso a lo real fuera de estructuras significantes. Todo lo que llamamos experiencia, mundo, sujeto o historia está mediado por sistemas de diferencia, y eso es precisamente lo que él llama “texto”.
El equívoco que genera esta expresión confirma la teoría de Van Dijk: la frase activa un modelo mental basado en expectativas previas, que son desmentidas al ingresar en la lógica interna de la deconstrucción. Como en Nietzsche, el discurso filosófico no se dirige a confirmar conocimientos previos, sino a erosionarlos.
Entre sistemas: los límites del análisis del discurso
Tanto en Nietzsche como en Derrida, el lenguaje no opera como vehículo neutro de transmisión, sino como campo de combate. Las frases filosóficas que producen escándalo lo hacen no porque se sitúen fuera del common ground, sino porque lo activan estratégicamente para fracturarlo desde dentro.
Este tipo de intervención revela los límites de la teoría sociocognitiva: si bien Van Dijk ofrece herramientas para entender cómo se estabiliza el sentido, su modelo no alcanza a describir cómo ciertas prácticas discursivas desestabilizan los marcos de referencia. Aquí la filosofía introduce un elemento de ruptura: no se limita a utilizar los significados compartidos, sino que los reconfigura al insertar cada término en una red teórica propia.
Conclusión
Las frases filosóficas que escandalizan al lector lo hacen porque desafían los modelos mentales compartidos, pero no lo hacen desde fuera del lenguaje, sino operando sobre sus estructuras internas. La teoría de Van Dijk permite comprender cómo se activa y negocia el sentido a partir de saberes comunes. Sin embargo, tanto Nietzsche como Derrida muestran que el pensamiento filosófico transforma esa base al redefinir las coordenadas del significado.
En este cruce, Saussure aporta una clave decisiva: toda comprensión implica una estructura colectiva preexistente. Pero es precisamente esa estructura la que los filósofos aquí analizados ponen en entredicho, reorientando el sentido no desde el uso habitual, sino desde una lógica interna que exige una reapropiación del lenguaje. La filosofía, entonces, se sitúa entre el uso y el sistema, entre el habla y la lengua, entre el texto y el saber común, haciendo visible el conflicto que da origen a todo pensamiento.
Notas
- Saussure, F. (1916/2005). Curso de lingüística general. Edición crítica de Tullio De Mauro. Buenos Aires: Losada.
- Derrida, J. (1967/1997). De la grammatologie. Paris: Éditions de Minuit.
- Van Dijk, T. A. (2008). Discourse and context: A sociocognitive approach. Cambridge: Cambridge University Press.
- Nietzsche, F. (1882/2000). La gaya ciencia. Madrid: Alianza.
Bibliografía
- Derrida, J. (1997). De la grammatologie. Paris: Les Éditions de Minuit. (Trabajo original publicado en 1967)
- Nietzsche, F. (2000). La gaya ciencia (Trad. A. Sánchez Pascual). Madrid: Alianza Editorial. (Obra original publicada en 1882)
- Saussure, F. (2005). Curso de lingüística general (Ed. crítica de T. De Mauro). Buenos Aires: Losada. (Obra original publicada en 1916)
- van Dijk, T. A. (2008). Discourse and context: A sociocognitive approach. Cambridge: Cambridge University Press.
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