Forjando mundos con palabras: la visión lingüística de Nietzsche en su obra temprana

Waves of Words and Music. AI art
  

“El pensamiento, caótico por naturaleza, se ve forzado a precisarse al descomponerse [...] se trata de ese hecho en cierta manera misterioso: que el ‘pensamiento-sonido’ implica divisiones y que la lengua elabora sus unidades al constituirse entre dos masas amorfas.”  F. de Saussure. CGL

Introducción

Las dos primeras obras de Friedrich Nietzsche —el tratado estético El nacimiento de la tragedia (1872) y el ensayo “Sobre verdad y mentira en sentido extramoral” (1873)— parecen, a primera vista, pertenecer a dominios distintos: el arte y la epistemología. Sin embargo, ambas convergen en una filosofía del lenguaje tan crítica como creativa. En este artículo reconstruimos esa filosofía a través de cinco polos conceptuales interconectados, mostrando cómo Nietzsche concibe el lenguaje como una máscara estética —una ficción rítmica y metafórica que hace posible la vida al mismo tiempo que vela el caos, esa fuerza dionisíaca que subyace al mundo de las apariencias.

Metáfora, no espejo

Nietzsche inicia su ensayo Sobre verdad y mentira en sentido extramoral cuestionando el modelo tradicional del lenguaje como reflejo del mundo. Contra la teoría de la correspondencia —según la cual una afirmación verdadera refleja fielmente un hecho externo—, afirma que una palabra no es otra cosa que “una reproducción en sonidos de un impulso nervioso” (SVyM, §1). Ningún signo verbal comunica directamente la cosa en sí; el lenguaje se construye mediante una cadena de traslaciones metafóricas: del estímulo a la imagen, de la imagen al sonido, y de allí al concepto.

Frente al ideal de fidelidad referencial defendido por la tradición platónica o el empirismo, Nietzsche sitúa la metáfora en el origen mismo del conocimiento. Las palabras no son espejos, sino máscaras que transforman el flujo sensible en formas comunicables. En este sentido, su crítica entronca con la retórica griega antigua, donde el poder del logos residía menos en la representación que en la persuasión. El destronamiento de la mímesis prepara así el terreno para una tesis aún más radical: la verdad no es más que una metáfora olvidada.

La verdad como tropo fosilizado

De la crítica al realismo lingüístico se deriva el segundo principio nietzscheano: la verdad cristaliza cuando las metáforas, por uso reiterado, se fosilizan. “¿Qué es, pues, la verdad?”, pregunta Nietzsche. “Una hueste móvil de metáforas, metonimias, antropomorfismos... que, después de un uso prolongado, parece a un pueblo firme, canónica y obligatoria: las verdades son ilusiones de las que se ha olvidado que lo son” (SVyM, §1).

El concepto no es una herramienta neutra de razón, sino un tropo osificado. Nietzsche diagnostica una amnesia colectiva: olvidamos el origen metafórico de las palabras y tomamos sus productos como verdades objetivas. En este punto, su crítica se distancia incluso de Kant: ya no se trata sólo de que el conocimiento no accede a la cosa en sí, sino de que la propia aspiración a verdad nace del arte de fingir, del impulso estético.

Esta concepción de la verdad como poesía congelada invita a una pregunta fundamental: ¿cuál es la materia prima de la que se forjan estas metáforas? La respuesta nietzscheana apunta al ritmo.

El sustrato musical del habla

Nietzsche intuye un origen melódico del lenguaje. En El nacimiento de la tragedia, sostiene que la canción popular (Ur-Volkslied) es “el espejo musical del mundo, la melodía original” de la que más tarde brotan las palabras (§6). Inspirado por Schopenhauer —quien vio en la música la expresión directa de la voluntad— y por Schiller —que identificó un “estado de ánimo musical” anterior al pensamiento articulado—, Nietzsche invierte el orden convencional: no es el logos el que genera el ritmo, sino el ritmo el que convoca al logos.

Así, el lenguaje no nace de una necesidad lógica, sino de una necesidad expresiva: no se dice porque se piensa, sino que se piensa porque algo se dice rítmicamente. Lo que los manuales de retórica llaman “dicción” es, para Nietzsche, una consecuencia del pulso vital de la melodía.

Esta prioridad de lo rítmico revela una dimensión social: una vez que los signos circulan, se convierten en estructuras de poder.

Concepto, poder y política

La formación de conceptos no es por tanto un gesto inocente. Cuando “igualamos lo desigual” denominando la amplia diversidad de hojas existentes con el único significante hoja, (1989/1873, p. 85), realizamos un acto violento. Así, el concepto fija, homogeneiza y abstrae, eliminando las diferencias que percibimos en la experiencia inmediata.

Nietzsche revela aquí la dimensión política del lenguaje: al imponer categorías, ejercemos una forma de dominio sobre el mundo. La naturaleza fluida y múltiple —como la metamorfosis perpetua de Goethe o el río de Heráclito— queda sujeta a una cuadrícula conceptual. Esta violencia epistémica no sólo organiza la experiencia, sino que también reproduce jerarquías sociales y culturales.

Por tanto, toda clasificación es ya un gesto político, no simplemente cognitivo. Y sin embargo, seguimos hablando. ¿Por qué?

Velando el caos, hacemos la vida posible

La respuesta de Nietzsche evita la desesperación nihilista. Ambos textos tempranos reconocen la necesidad pragmática de la ilusión. Solo “olvidando que uno mismo es un sujeto que crea artísticamente,” escribe, puede la humanidad vivir con “reposo, seguridad y consistencia” (1989/1873, p. 88).

El velo apolíneo en El nacimiento de la tragedia cumple esta función: esculpir imágenes sobre el tumulto dionisíaco preconceptual que exige forma para volverse vivible. La división kantiana fenómeno-nóumeno flota en los márgenes, pero Nietzsche añade un giro: la máscara no es solo una limitación epistémica; es un logro estético. Lejos de ser un engaño, esta elaboración es afirmación, es un Sí a la vida. Velar el caos es vivir. Para Nietzsche, la retórica no es falsedad sino destreza —un acto escultórico que transforma el caos en forma, la contingencia en coherencia. En resumen, seguimos hablando no a pesar del velo del lenguaje, sino gracias a él. El velo, para Nietzsche, es lo que hace la vida habitable.

Conclusión

Desde la prioridad de la metáfora hasta el pulso musical del enunciado, los textos iniciales de Nietzsche articulan una visión unificada del lenguaje: no como un espejo, sino como una máscara activa —rítmica, imaginativa, necesaria. El habla nace del ritmo, se solidifica en el tropo, se maneja mediante el poder y permite la supervivencia. Apoyándose en Kant, Schopenhauer, Schiller y la retórica clásica, el joven Nietzsche construye una genealogía del lenguaje donde estética y epistemología son inseparables.

Sus escritos posteriores refinarán su léxico —perspectivismo, voluntad de poder, genealogía—, pero el andamiaje ya está presente en 1872–73. Reconocer esta continuidad disuelve las fronteras entre estética y epistemología, e invita a repensar el lenguaje no como ventana al mundo, sino como el velo creativo que lo vuelve habitable.

Referencias

Nietzsche, F. (2024). Sobre verdad y mentira en sentido extramoral (trad. L. M. Valdés). Madrid: Trotta. (Ensayo original escrito en 1873).

Nietzsche, F. (2021). El nacimiento de la tragedia (trad. A. Sánchez Pascual). Madrid: Alianza. (Obra original publicada en 1872).

Kaufmann, W. (Trad.). (1999). El nacimiento de la tragedia. Vintage. (Obra original publicada en 1872)

Nietzsche, F. (1989). Sobre la verdad y la mentira en sentido extramoral (D. Breazeale, Trad.). En Filosofía griega temprana y otros ensayos (pp. 79–97). Cambridge University Press. (Ensayo original escrito en 1873)

Schiller, F. (2014). Cartas sobre la educación estética del hombre (trad. J. Navarro). Madrid: Alianza. (Cartas originales de 1795).

Schopenhauer, A. (2004). El mundo como voluntad y representación (trad. P. E. Payne). Madrid: Trotta. (Obra original publicada en 1818).

Comentarios

Entradas populares de este blog

Areopagitica 2.0: John Milton y la Libertad de Expresión en la Era Digital

El punto de vista crea el objeto: La universalidad de la teoría de F. de Saussure

Impacto de la revolución lingüística Saussureana en el pensamiento moderno