La ética del agotamiento: Nietzsche sobre la decadencia y la cultura de la cancelación
![]() |
The Blond Beast in Chains. AI art |
La decadencia cultural rara vez se anuncia con fanfarrias. Nietzsche insiste en que el agotamiento suele disfrazarse de virtud, ocultando el cansancio bajo una rectitud moral aparente. Cuando una sociedad cruje bajo ese disfraz, no solo pierde su impulso imaginativo, sino que además despeja el camino para la aparición de personalidades dominantes. Este ensayo recurre a la crítica nietzscheana de la décadence y el ressentiment para mostrar cómo el fervor moral —especialmente cuando es reforzado por la psicología popular— puede erosionar la vida creativa y abrirle la puerta al poder manipulador. Al rastrear la genealogía del agravio moralizado, veremos por qué preservar la vitalidad estética importa tanto como proteger los derechos legales.
Diagnóstico del declive
Para Nietzsche, el declive no es simple laxitud; es “ese agotamiento que ya no ataca lo nocivo” (El ocaso de los ídolos, “Escaramuzas”, §37). Una cultura en decadencia eleva síntomas de fragilidad —la compasión, la timidez, la conformidad— al rango de mandamientos, y se felicita a sí misma por su moderación. Como el verdadero auto‑superarse resulta arduo, surgen ideales más cómodos: seguridad, amabilidad, afirmación terapéutica. Sin embargo, estos códigos aparentemente benévolos ocultan lo que Nietzsche llama el cansancio de los instintos vitales. Donde antes el vigor forjaba valores, ahora las reglas codificadas actúan como prótesis de una voluntad debilitada.
La mecánica del ressentiment
¿Cómo se convierte tal fragilidad en poder? A través del ressentiment, la alquimia mediante la cual los impotentes transmutan la envidia en moral. El tipo sacerdotal, sostiene Nietzsche, “inventa al hombre bueno para crucificar al fuerte” (La genealogía de la moral I §7). Las religiones históricas legitimaron esta inversión prometiendo un tribunal metafísico; las ideologías seculares contemporáneas recurren a tribunales de opinión pública. Ambas fabrican culpa como moneda de cambio. Lo esencial es que el ressentiment no combate directamente; paraliza a través de etiquetas, insinuaciones y apelaciones a la pureza colectiva. La gran intuición de Nietzsche es que la condena lingüística puede domesticar a quienes jamás se dejarían encadenar físicamente.
Máscaras contemporáneas de la moralización
En el lenguaje actual, el vocabulario diagnóstico a menudo reemplaza a la antigua condena teológica. La “tríada oscura” —narcisismo, maquiavelismo, psicopatía— funciona como un catecismo moderno del vicio. Una vez que un individuo es etiquetado como “narcisista”, el debate se detiene; la excomunión se vuelve una higiene virtuosa. En los foros digitales, los rituales de cancelación reeditan la penitencia medieval: confesión (hilo de disculpas), flagelación pública (avalancha de citas con condena), y destierro (desplataformización). Nietzsche oiría aquí la misma melodía de siempre: la envidia disfrazada de preocupación ética, la debilidad camuflada como cuidado por la comunidad. Si toda ambición declarada corre el riesgo de ser tachada de grandilocuente, los espíritus audaces aprenden a autocensurarse, mientras que los oportunistas menos escrupulosos —ya blindados por el estatus o la riqueza— avanzan sin trabas.
Costos culturales de la purificación
Cuando una sociedad valora más la vigilancia moral que la audacia, lo que sigue es predecible: el talento se retira, el carisma ocupa el vacío. Nietzsche advierte que “quienes saben que son profundos, se esfuerzan por la claridad; quienes quieren parecer profundos ante la multitud, se esfuerzan por la oscuridad” (La gaya ciencia §173). La asfixia de los críticos genuinos produce un vacío sediento de espectáculo. Las personas francas, tachadas de arrogantes o peligrosas, se repliegan; los demagogos inmunes a la vergüenza monopolizan la atención. Así, la decadencia opera como una pérdida doble: apaga el horno de nuevos valores y, al mismo tiempo, entroniza el mismo desplante que dice aborrecer.
Posibilidades regenerativas
Nietzsche no abandona al lector en la oscuridad. Nos exhorta a querer de nuevo la tierra a través del amor fati y una práctica artística disciplinada. La renovación comienza al reconocer el ressentiment en nuestros propios motivos —especialmente el placer que nos provoca castigar la audacia ajena—. A partir de ahí, la tarea es afirmativa: cultivar prácticas que expandan, en lugar de contraer, la energía vital. Eso incluye defender espacios donde se espere el riesgo intelectual, honrar la excelencia incluso cuando incomode al confort colectivo, y resistir el goce barato de la humillación pública. “El hombre es una cuerda tendida entre el animal y el superhombre,” escribe Nietzsche en Así habló Zaratustra (Prólogo §4). La cuerda se deshilacha cuando la crítica degenera en denuncia; se refuerza cuando el coraje se encuentra con la forma.
Conclusión
El retrato nietzscheano de la decadencia y el ressentiment sigue siendo inquietantemente actual. Una cultura embriagada con rituales de purificación se felicita por su vigilancia moral, mientras sin saberlo esteriliza su núcleo creativo. Al transmutar la envidia en persecución ética, adormece a los ciudadanos en la complacencia e invita a la dominación por parte de quienes no temen la censura. Para escapar de esa espiral, las sociedades deben valorar la vitalidad por encima de la vindicación, la creación por encima de la queja. La advertencia es severa, pero no definitiva: la misma capacidad de juicio que alimenta las cruzadas morales puede, si se templa con la auto‑superación, salvaguardar los laboratorios de experimentación que mantienen viva una civilización. Al atender la crítica de Nietzsche, protegemos no solo la individualidad, sino también el futuro colectivo que depende de la imaginación indómita.
Referencias
Nietzsche, F. (1882/1974). La gaya ciencia
(W. Kaufmann, Trad.). Random
House.
Nietzsche, F. (1883–1885/2006). Así habló Zaratustra (G. Parkes, Trad.).
Oxford University Press.
Nietzsche, F. (1887/1998). La genealogía
de la moral (M. Clark & A. Swensen, Trad.). Hackett.
Nietzsche, F. (1888/1997). El ocaso de los ídolos (R. Polt, Trad.). Hackett.
Nietzsche, F. (1888/2005). Ecce homo (D. Large, Trad.). Oxford
University Press.
Comentarios
Publicar un comentario